jueves, diciembre 15, 2005

 

Percusión.

René dice que una de las razones para no abandonar Colombia es el "síndrome" del emigrante: No tiene su mente en el nuevo país, no tiene su cuerpo en el antiguo, y con el tiempo no tiene seguro de donde está su hogar. Salvo que la respuesta a la última pregunta es obvia (home is wherever andrea is, period) se intenta luchar contra ese estereotipo. Se intenta, pero la mayoría de las veces no se logra.

Para hacerle el quite a la colombianitis aguda (asuzada por el hecho de que terminé los examenes y, malaya sea, el viaje es hasta dentro de 9 días) opté por lo obvio. Invitación a mr Matsuoka a ver una película. He escuchado que solo recientemente se ha "descubierto" la percusión. (Las comillas obvias significan dentro del mundillo occidental). Así que optamos por una película sobre la vida de una famosa percusionista.

Y que obra tan maravillosa. (Obviamente la reseña ha de leerse con reserva del sumario, y como siempre el consejo es no esperar nada de la película, para dejarse sorprender.) Además de la deliciosa música, de la dosis de optimismo y de ganas de vivir que este tipo de personajes transmiten, el documental en sí tiene buena fotografía. Que más se puede esperar?

En el camino nos fundimos en una discusión corta sobre la mecánica cuántica. Aparte de la definición del proceso de medición (al medir se proyecta el estado del sistema cuántico en uno de los estados correspondientes a los autovalores del hamiltoniano del sistema), Matsuoka está seriamente preocupado por la paradoja de schrodinger, duda mucho de que la definición de medición no incluya una tautología.

Volví a la Universidad, a la biblioteca específicamente. Me siento enfrente de la gran ventana a bajar linux y revisar viejos diarios de los amigos. Mientras tanto trato de mantener mi mente en Bogotá, escuchando la silla eléctrica y la música de Andrés Ospina.

Comments:
yiiiish, al principio me gustaba oir la silla electrica, pero ahora creo que son muy garra: uno de los manes habla como marica de cofiur y el otro habla como si hubiera salido del yimi carter.
 
Son un poquito garra, o como ellos suelen decir "guayigol". Pero es rico escuchar acento bogotano y saber que est'a pasando en bogot'a, sea como sea...
 
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